Eleonora Ghioldi: Una siempre esta aliada a otras


Eleonora Ghioldi es fotógrafa documental y cineasta Argentina que explora cuestiones de justicia social en el ámbito público y privado desde la perspectiva de género.  Su trabajo entrelaza varias medios y metodologías, y investigación se basa en el trabajo de campo documental, así como en indagaciones más formales.

El trabajo de Eleonora se ubica principalmente en Argentina, donde nació, y en Estados Unidos, donde emigró para estudiar fotografía. Desde su regreso a Buenos Aires en 2018, se ha involucrado profundamente con comunidades de activistas, sociólogxs y científicxs.

Sus cuatro proyectos principales son Guerreras, Aborto Legal Ya y Desaparecides en Democracia, en los cuales explora las amenazas individuales y sistémicas para la autonomía de las mujeres. Estos proyectos son obras críticas en una narrativa continua entre Estados Unidos y América Latina, explorando los puntos en común y contrastes en las experiencias de las mujeres en relación a la violencia.

Es autora del libro Guerreras y co-autora y co-compiladora del libro Feminismos Insurgentes. Guerreras y Atravesadxs han sido declaradas de Interés por su compromiso en visibilizar situaciones de desigualdad de la vida cotidiana entre varones y mujeres por diversos organismos incluyendo el Senado de La Nacion Argentina.

Su obra ha sido expuesta en Estados Unidos, Argentina, México y España. A partir de julio 2024, dictará clases de Fotografia y genero, con una mirada en fotografia latinoamericana en la Universidad de Texas, El Paso.


IL: Eleonora, ¿cómo es que empieza tu interés en la fotografía?

EG: Empezó cuando yo era muy joven, a los 17 o 18 años. Acababa de terminar el colegio secundario y había empezado la carrera de sociología y de diseño gráfico, luego de algunos años terminé decidiéndome por fotografía y viajé a Estados Unidos a estudiar, entré al City College y ahí arranqué.

IL: Guerreras es un trabajo muy poderoso en donde incluyes mas de 250 retratos junto con sus testimonios de personas o familiares víctimas de violencia de género en Estados Unidos, México y Argentina. ¿Qué es lo que te motivó para hacer este trabajo?

Ana de la serie Guerreras, 2019

Mariana, de la serie Guerreras, 2018

EG: Empezó como un trabajo muy de la vivencia personal. Yo vivía en Los Angeles en ese momento y estaba cansada de escuchar testimonios de amigas, esos relatos que se dan a puerta cerrada, muy confidenciales donde me decían “me violó este tipo” y cosas así. Al ser fotógrafa, todas mis experiencias las plasmo a través de la fotografía, que es una forma de vida, les propuse a tres amigas hacer unos retratos en sus casas y que escriban un testimonio. Fui a sus casas, las retraté, luego las imprimí en un tamaño grande, regresé a sus casas y les pedí que escribieran a mano alzada su testimonio. Ahí me di cuenta que esta acción tenía un impacto muy fuerte, que podía llegar a ser un proyecto donde podía investigar con más profundidad, me interesó tener la imagen y lo escrito como testimonios en diálogo, entonces ahí decidí seguir, simplemente porque era algo que a mí me interesaba investigar. Empecé a preguntarle a más amigas si querían participar y si habían vivido algún tipo de violencia sexual o si conocían a alguien que lo haya vivido. Este fue un proceso que fue ganando mucho terreno en mi vida y la gente empezó a reaccionar de manera positiva frente al proyecto queriendo participar.

IL: ¿Esto fue antes del movimiento #MeToo?

EG: Esto fue antes del movimiento #MeToo, sí. En ese momento no se hablaba tanto del tema de la violencia sexual, en realidad se hablaba pero en ámbitos privados, en esta conversación frente amigas. Ahora es una conversación que está más a flor de piel, en esos años a las mujeres nos daba vergüenza hablar de esto, nos culpabilizábamos si habíamos sufrido este tipo de violencias, era totalmente diferente cómo se vivía la violencia sexual.

IL: También vienes a la frontera a recaudar testimonios de madres de mujeres desaparecidas en Cd. Juárez. ¿Nos puedes contar un poco más de eso?

EG: Sí, el proyecto crecía, después de entrevistar a muchas mujeres en Los Angeles me fui a Cd. Juárez, me interesaba mucho la temática que sucede en territorios fronterizos, cómo la violación es una herramienta de conquista del territorio a través del cuerpo de las mujeres, quería investigar eso y por eso decido ir a Cd. Juárez. Ahí entrevisto a las madres de Juárez y ahí es cómo me metí en el tema de los feminicidios. Luego de esa experiencia que tuve de entrevistar a las mamás de Juárez, también quería entrevistar a familias en Argentina porque yo soy de Argentina y tampoco quería estigmatizar a Juárez, quería mostrar que este tipo de violencias suceden en muchos otros lugares y terminé en Argentina entrevistando a mamás y papás víctimas de feminicidio.

Empecé a preguntarme qué es lo que sucede con las violaciones y cómo se son utilizadas en conflictos armados. Un ejemplo es lo que sucedió en la ultima dictadura cívico-militar en Argentina donde el estado utilizó las desapariciones y las violaciones para disciplinar a las mujeres detenidas ilegalmente. Entonces, como la gran mayoría de estas mujeres ya no las podía entrevistar porque habían sido desaparecidas o asesinadas, decidí entrevistar a las hijas de estas madres dejando testimonio de esa manera especifica de violencia sexual que se da en conflictos armados. Mi trabajo se nutre en ese testimonio en primera persona. Me interesa que sean las mismas mujeres las que cuenten su historia. Alejarme del lugar donde estábamos encasilladas, donde nuestras historias eran siempre contadas por otros, era un punto primordial para mi.

Norma Laguna Cabral, de la serie Guerreras, 2018

La columna vertebral de todos mis proyectos es la violencia, y el hilo conductor ha sido el tratar de encontrar cuáles son las razones que facilitan que estas violencias existan. No son casos individuales hay una problemática que hay que entender para poder saber cómo solucionarla, cómo atacarla, qué es lo que necesitamos modificar. Entonces en estos trabajos intentan primero hacerse preguntas, qué es lo que está sucediendo, y luego encontrar cuáles son las razones, no sé si podemos encontrar tantas respuestas, las respuestas son muy complejas ¿no? porque hay una multiplicidad de violencias y factores que hacen posible que existan sociedades con tantas desaparecidas, tantos feminicidios, travesticidios y tanta violencia de género. El trabajo realmente lo que intenta es alejarse de la mirada amarillista que muestran siempre muchos de los medios de comunicación cuando sucede algún feminicidio o alguna desaparición, intenta correrse de ese lugar y mirar esto como algo más global, como una umbrela, entender cuáles son las conexiones, las redes, qué es lo que sucede, por qué sucede. Por otro lado, siempre incorporo entrevistas a académicas y activistas que trabajan estas temáticas particulares con la intención de darle un marco teórico, como comunicólogas, abogadas, filósofas, economistas, mucha gente de diferentes rubros profesiones que trabajaba e investigan la violencia de género.

Heather, de la serie Guerreras, 2017

Hay un concepto muy erróneo, un imaginario social de que cuando una sufre una situación de violencia, especialmente violencia sexual, la violencia termina ahí y en realidad, ese acto de violencia es solo un punto en un arco de violencias gigante. La violencia continúa, por ejemplo cuando las mujeres cuando van a hacer una denuncia por violación experimentan un montón de otras formas de violencias, como por ejemplo por parte del sistema judicial, por parte del sistema de justicia, son estigmatizadas continuamente.

IL: ¿Cómo le haces tú misma para cuidarte interiormente mientras trabajas con testimonios de estas violencias?

EG: El título de una de las entrevistas que me hicieron para una de las primeras muestras que tuve fue: “Nadie sale ileso”. Ese titulo que le dio el entrevistador a la nota fue tan acertado…Y lo que sucede es que cuando vos ves este trabajo, estás expuesto a esta realidad y cuando escuchás todas estas historias es imposible que no te cambien, entonces, nadie sale ileso. Y lo que me sucede a mi es que esas historias te quedan resonando por mucho tiempo, lo que aprendí es a intentar respetar mis tiempos, por eso el trabajo llevó tanto tiempo hacerlo, porque me permití o intenté permitirme escucharme cuando ya no podía escuchar, porque tampoco quería que fuese como una máquina, no me interesaba hacer ese tipo de trabajos, nunca fui a un lugar para mujeres que sufriesen violencia de género para entrevistarlas a todas juntas, eso hubiese sido mucho más rápido y más expeditivo. Mis trabajos son siempre de boca en boca, una de las personas que entrevisto me lleva a otra, y asi. En el libro hay un mapa de cómo llego a todas las personas y eso tiene una razón de ser, uno de los puntos que quería demostrar es que todes conocemos a alguien que ha sufrido una violencia.

Mapa de serie Guerreras, 2019

Deanna, de la serie Guerreras, 2013

Y lo que era interesante es que al principio todas las personas me decían "No, no conozco a nadie que haya sufrido de violencia” y yo decía “Es imposible”. Yo sabía que era imposible y yo les decía “Bueno, en realidad sí conocés, tenés que ponerte a pensar”. Pero lo que es muy interesante es que esto fue 15 años atrás, si hoy yo empezase a hacer este trabajo nadie me diría No conozco a nadie que sufrió violencia. Esto es un terreno ganado que realmente lo adquirimos gracias a las luchas feministas, gracias a los movimientos de #MeToo y al movimiento Ni una menos… Esa es una de las cosas positivas, porque muchas veces nos preguntamos ¿por qué estoy haciendo esto? ¿tiene sentido? ¿Se genera algún cambio? Porque hay mucho dolor que te atraviesa y cuando podés ver esos cambios, que no son cambios que produce una sola persona, que son cambios que se producen en red, en comunidad, hay esperanza. Una siempre está aliada a otras y eso es lo que le da sentido al trabajo.

Larena, de la serie Guerreras, 2013

IL: Estaba pensando en la longitud del tiempo que va a tener nuestra existencia aquí en este mundo, ¿Tú tienes esperanza de que en algún momento dejen de existir estos trabajos porque ya no haya material para hacerlos, porque cambien las violencias, que se erradiquen?

EG: Yo lo que sé es que cuando se te abren los ojos ya es imposible mirar para otro lado, no hay otra posibilidad que seguir luchando. Y sí, siempre se lucha con la esperanza de que las cosas se modifiquen y de que avancemos. Pero bueno, creo que las historias nunca son lineales tampoco y a veces se avanza y se retrocede y después se avanza un poco más. Y lo que sí entiendo es que estas luchas por la igualdad de género están muy intrincadas dentro de muchas otras luchas, que están siempre presentes y son utilizadas muchas veces por los movimientos de derecha para atacarnos, los cuerpos de las mujeres y de la comunidad LGTBQ siempre son los primeros targets y creo que cuando te quieren silenciar hay que ponerse a pensar por qué, qué es lo que estamos diciendo que les molesta tanto para querer callarnos, qué es lo que les incomoda tanto.

Mataji, de la serie Guerreras, 2012

IL: ¿Qué es lo que tiene para ti el retrato frontal y estos close ups que utilizas para representar los testimonios en Guerreras?

EG: Este trabajo lo afronté de esa manera muy conscientemente porque estaba intentando alejarme e intervenirlo lo menos posible, quería que la imagen misma fuera también un testimonio por parte de la retratada. Es una línea muy difícil de transitar porque siempre va a estar mi mirada, pero traté de no intervenir, siempre les decía a las mujeres “Como vos quieras, donde vos quieras”, siempre y cuando fuese en sus casas, porque buscaba esa intimidad que tienen estos díalogos entre mujeres. Nunca incorporé flash ni ningún tipo de luz artificial y lo mismo cuando decía “No limpies, no cambies nada, no muevas nada, que sea como vos vivís”. Nunca hubo make up ni nada de eso, yo quería que fuesen ellas, digo, había make up si ellas querían tener make up, pero no había un make up artist, quería alejarme de todo eso. Y quería esa frontalidad de mirarte a los ojos y que te cuenten una historia sin una interpretación de parte mía, pero es un poco engañoso decir eso porque siempre va a estar mi interpretación.

IL: Dentro de uno de los testimonios del libro de Guerreras está el de Say Sacayán, que es este hombre trans hermano de Diana Sacayán, mujer víctima de transfeminicidio y quería cerrar, aprovechando que estamos en el mes del orgullo, preguntándote si podrías platicar un poco de la nueva serie documental que estás trabajando sobre identidad de género.

EG: Esa todavía la estoy recontramasticando, aunque hace muchos años que lo vengo elaborando. No tiene título todavía pero es sobre identidad, género y memoria. En mi obra trabajo mucho la temática de la memoria, cómo la reconstruímos. He entrevistado a varones trans, mujeres travestis, lesbianas, no binaries, personas que se salen de la cuestión binaria cis, de lo que nos propone el patriarcado y de alguna manera lo que nos impone el capitalismo, que si no formas parte de eso y si no tenés esta cosa de la reproducción de la familia cis hetero patriarcal. lo que se supone es la familia “perfecta” : tener una familia con hijos, hijas, tenés que trabajar, hacer plata… Es una investigación sobre cuáles son otras posibilidades de vivir nuestras vidas. Hay un montón de gente que han sido invisibilizadas y criminalizadas por muchísimo tiempo, ahora por suerte podemos escuchar sus relatos. Entonces es tratar de escuchar qué es lo que tienen para decir, cuáles son estas otras vidas posibles, otras familias posibles, y nada, escucharlo como siempre de primera mano, de que cuenten cómo ven el mundo. Son retratos ya no frontales, tienen un motor mucho más fluído de alguna manera, me interesa escucharles, eso, es simple.

IL: Gracias Eleonora, por poner la mirada aquí.